«Es una ironía horrible que en el momento en el que el mundo se ha vuelto más complejo, animemos a los jóvenes a especializarse en una disciplina. Estamos dándoles un mal consejo diciéndoles que la vida es un camino recto». —Georgia Nugent
En este artículo exploraremos la intersección de campos, culturas y disciplinas como motor de la creatividad y la innovación.
El efecto Medici
El nombre que Frans Johansson le dio a este fenómeno en su best seller homónimo se inspira en la explosión creativa y cultural que tuvo lugar en Italia durante el siglo XV. Los Medici fueron una influyente familia de banqueros que apoyaron generosamente a artistas, poetas, pensadores y científicos de la época, reuniéndolos en la ciudad de Florencia.
Esta concentración de talentos de diversas disciplinas transformó a Florencia en el epicentro de una de las eras más innovadoras de la historia: el Renacimiento, un movimiento de renovación artística, científica y cultural que se extendió por toda Europa. Esta nueva etapa introdujo una manera diferente de ver el mundo y al ser humano, con grandes avances en las artes, la política, la filosofía y las ciencias.
El efecto Medici demuestra que, cuando operamos principalmente en un campo, nuestro cerebro produce conexiones entre conceptos relacionados con ese campo en particular, generando ideas que evolucionan en una única dirección. Sin embargo, cuando nos exponemos a la intersección de distintos campos, podemos combinar conceptos desde múltiples perspectivas, generando ideas que avanzan hacia nuevas y desconocidas direcciones.
En una escala diferente, dentro del ámbito empresarial, las compañías más exitosas estratégicamente crean entornos de trabajo donde personas de distintos orígenes, culturas y perspectivas colaboran para desafiar supuestos y explorar nuevas formas de resolver problemas.
Los ecosistemas creativos
El Renacimiento Florentino en el siglo XV, la Revolución Industrial en Gran Bretaña durante el siglo XVIII y la revolución científica y tecnológica del siglo XX son períodos históricos que provocaron grandes cambios de paradigma en todas las áreas del conocimiento. Estos períodos se originaron en centros sociales con una alta concentración de talento, creando ecosistemas que fomentaban la creatividad, se retroalimentaban y se potenciaban rápidamente. Hoy en día, observamos fenómenos similares en grandes centros de innovación como Silicon Valley o Tel Aviv.
¿Por qué surgen estos centros de innovación en lugares y momentos específicos? Estas son algunas características que considero fundamentales:
Entorno: El desarrollo de la inteligencia humana depende del contexto en el que se encuentra. Un entorno creativo facilita el contacto y el intercambio de ideas entre diversas disciplinas intelectuales, favoreciendo la retroalimentación.
Financiación: Sin el desarrollo de una rica burguesía y la tradición del mecenazgo en Italia, el Renacimiento no hubiera sido posible. De manera similar, hoy en día el patrocinio y la inversión privada o pública es crucial.
Competencia: Durante el Renacimiento, no solo había una alta competitividad entre los artistas, sino también un intenso intercambio de técnicas e inventos. Todos aprendían, se copiaban, criticaban, competían, superaban y admiraban mutuamente.
Convergencia: Cuando un entorno se somete a la intersección, puede combinar conceptos de múltiples campos y disciplinas, generando ideas y descubrimientos que avanzan hacia nuevas direcciones — ideas intersectoriales.
Activación del efecto Medici
Según Johansson, nosotros también podemos recrear y activar el efecto Medici, encendiendo esta explosión de ideas creativas y exponiéndonos a la intersección de distintos campos como individuos, equipos u organizaciones. Estos campos pueden ser disciplinas, culturas, áreas de especialización a través de la educación, el trabajo, hobbies, tradiciones o experiencias de vida.
Aquí hay algunos consejos que pueden ser útiles para recrear el efecto Medici y entrenar nuestras capacidades creativas al exponernos a la intersección:
Incrementar las posibilidades: Rodéate de gente creativa. Conoce culturas distintas, aprende un idioma, habla con gente nueva.
No dar nada por sentado: La innovación es aleatoria. Mapea conceptos. Ejercita combinar ideas que sean muy diferentes.
Aprender de manera diferente: La educación tradicional limita la creatividad. El sentido común limita la creatividad. Experimenta y equivócate.
Hacerse preguntas: Observa problemas desde múltiples puntos de vista, pregúntate cómo resolverlos e investiga hasta el final.
Colaborar: Genera o participa en ambientes colaborativos que fomenten la retroalimentación y el intercambio.
Incorporar el arte: Escucha música nueva todas las semanas. Toca un instrumento. El arte en todas sus formas es el estímulo creativo por excelencia.
Conclusion
Muy lejos de aconsejar la especialización en una única disciplina, participar activamente en ecosistemas creativos nos puede ayudar a descubrir nuevas estructuras y conceptos evitando patrones repetitivos. Este enfoque nos permite sentirnos cómodos en ese lugar donde el cerebro sale del modo automático, prescindiendo del famoso sentido común. Al explorar diferentes campos y disciplinas, nos exponemos a diversas formas de pensar y resolver problemas, lo que enriquece nuestra capacidad de innovación.
Esto no solo amplía nuestras perspectivas, sino que también nos ayuda a identificar conexiones y soluciones que de otro modo no habríamos considerado. En un mundo en constante cambio, esta habilidad para pensar de manera transversal y adaptable se vuelve cada vez más valiosa.
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